Históricamente, el reciclaje en este sector ha presentado fuerte evolución: en 1992, fue del 68%, saltando para 71% en 1997 y, en 2001, llegó a 75%.
Este ciclo, que hoy alcanza 78% de los embalajes de papelão ondulado producidas, alivia los aterros por la generación cada vez más pequeña de residuos sólidos, y propicia miles de empleos directos e indirectos en todas sus fases - desde los catadores en la calle hasta la llegada de los productos acunados a las manos de los consumidores
Y el aluminio continúa siendo la materia-prima más reciclada en el Brasil.
Una lata de aluminio tarda más de 100 años para descomponerse en la naturaleza.
Hoy, solamente la etapa de recolecta - la compraventa de las latas usadas - inyecta anualmente R$ 450 millones en la economía nacional, volumen financiero equivalente las empresas que están entre las 500 mayores del país.
Además de eso, la facilidad en la recolecta, transporte y venta y el alto valor de la sucata de aluminio, aliado a la gran disponibilidad durante todo el año estimularon el reciclaje de las latas de aluminio para bebidas, provocando también cambios en el comportamiento del consumidor.
Por el cuarto año consecutivo, el país lidera el ranking mundial que incluye solo los países en que la actividad no es obligatoria por ley, entre los cuales, el Japón y los Estados Unidos, con 51%.
Uno de los principales factores que más contribuye para el progreso del reciclaje es el engajamento de la clase media.
Otro dato relevante es el surgimento de cooperativas y asociaciones de catadores en todo el país. La participación de esas entidades en la recolecta de latas de aluminio pasó del 43% para 52% en los últimos cuatro años.
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